Autoimagen y amor propio


Hace tiempísimo ya había hablado de amor propio, pero aquella vez lo hice desde el dolor, esta vez tengo algo que aportar. Leyendo el blog de Esperanza TLP me topé un artículo que describió perfectamente algunas cosas que he pensado y sentido que, por alguna razón, nunca había analizado.

Desde siempre he odiado mi abdomen. No es que simplemente no me agradaba, era odio genuino. Desde pequeña veía a las modelos y me preguntaba por qué, siendo yo tan flaca, no podía tener la barriga plana como ellas.

Crecí un poco más y vivía en constante comparación con otras personas, me sentía culpable por acumular grasa en esa zona del cuerpo y me lamentaba por mi genética. Pero no solo quería un abdomen plano, también quería un abdomen plano naturalmente.

Pensaba que todas las mujeres con cintura habían nacido así y que no necesitaban nada de dietas o ejercicios para mantenerse. En algunos casos puede pasar, pero la mayoría necesita de ejercicios para estar en forma, y yo odio hacer ejercicio.

Desde siempre he tenido ciertas reservas con los movimientos body positive y no entendía la razón. En el fondo, creo que es porque prácticamente nos exigen que amemos el 100% de nuestro cuerpo, cosa que tampoco es real ni es lógica.

Es un ideal extremista también, pretender que nos encante todo en nosotros, eso sería eliminar toda posibilidad de mejora estética. Al igual que Romina, la autora del blog, pienso que no todo en nuestro cuerpo puede ser blanco o negro: no amas ni odias a tu cuerpo, hay también áreas grises.

Existen aspectos físicos que nos pueden encantar, otros que no son como quisiéramos y que pudiéramos mejorar, y algunos que debemos aceptar porque no son modificables.

Para facilitar el último proceso, porque no tiene sentido vivir con inseguridades, voy a aprovechar mis conocimientos adquiridos en mi certificación de asesoría de imagen, para elaborar posts y así ayudarnos a resaltar esas áreas que nos favorecen y disimular las que nos generan malestar.

Abordaremos la morfología en Cómo vestir según mi tipo de cuerpo, el visagismo en ¿Qué le va mejor a mi tipo de rostro?, y finalmente, la colorimetría en ¿Qué color me favorece más?

Después de un tiempo, aprendí que un abdomen pronunciado y sin cintura no me hacía horrible. Pero eso solo lo logré después de mucha introspección, de alejarme de los comentarios negativos de los demás y de reflexionar que demasiado buena estoy para el nulo ejercicio que hago.

Y también quería comentarles que cuando hablamos de amor propio, aceptación y autoestima, lo más fácil es reducirlo al plano físico, pero también existen inseguridades en el ámbito laboral o personal, en las relaciones interpersonales, esos pensamientos de no ser suficiente, de minimizar nuestros logros, pensamientos de fracaso, de no merecer, de hacerlo todo mal. Y la solución para ellos es mucho más compleja que solo aprender a vestirse bien.

Jessymar Daneau Tovar (@letroupe)
Fotos: Miguel Lobo

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