El pasado martes 5 de diciembre se realizó en los espacios de Spazio di Casa Venezuela la presentación de la colección SS 18 de Efraín Mogollón, que lleva por nombre Latin Provenza y, aunque siempre se inspira en el mediterráneo, esta vez se caracteriza por tener esencia latina, representada en escotes, vuelos, holanes y mucho movimiento.
La sostenibilidad es un concepto nacido a finales del siglo XX que plantea un equilibrio entre la economía, el entorno social y los recursos naturales, garantizando que estos últimos no se vean comprometidos para las generaciones venideras.
En el ámbito del fashion, la moda sostenible no solo se limita a conservar los recursos naturales con los que se confeccionan los tejidos, también propone que sus materiales sean reciclables, reducir de la huella de carbono y respetar las condiciones económicas y laborales de los trabajadores de toda la cadena de producción, distribución y venta.
Múltiples son los factores que hacen de la industria textil una de las más contaminantes, incluso en la plantación desde donde se extraen fibras naturales; bien sea por el uso de pesticidas y herbicidas, o por la cantidad indiscriminada de agua que reclaman estos cultivos. Sin mencionar la contaminación desmedida que supone la producción y posterior desecho de textiles provenientes de los hidrocarburos.
Las condiciones laborales de los trabajadores en estas fábricas, especialmente en Asia, son deplorables, en términos cuasi esclavos, sin una remuneración justa, sin horarios laborales llevaderos y hasta empleando mano de obra infantil. ¿En qué momento un instrumento para soñar como lo es la moda, se convirtió en motivo de sufrimiento para las personas y una fuente de destrucción para el medio ambiente?
Lo bueno es que nuestra conciencia está despertando y re-descubrimos alternativas más sostenibles: fibras orgánicas de algodón, o mejor aun, de lino y cáñamo, tejidos reciclados y reciclables, certificaciones internacionales de trabajo digno, entre otras tantas.
En Venezuela estas tecnologías todavía se encuentran muy rudimentarias, con iniciativas a pequeña escala, mayormente artesanales. No obstante, es mucho lo que puedes hacer para introducir la sostenibilidad en tu clóset, tanto como consumidor como si eres una marca:
1. Comprar con conciencia
El paso esencialísimo es reducir el consumo. ¿Cómo lo hago? Haz una limpieza de armario y date cuenta de que no necesitas más que algunas prendas clave. La industria nos ha hecho pensar que para estar a la moda es necesario vivir constantemente de compras, pero con tu criterio puedes evaluar qué es un capricho y qué realmente necesitas. Si eres una marca: enfócate en que tus prendas sean duraderas y evita la tentación de producir desechables para que el cliente vuelva por más.
2. Reusar
Creo que este fue uno de los mayores legados de la tendencia vintage y retro; la posibilidad de que las prendas tengan una segunda vida en el clóset de otro dueño, o lo que popularmente se conoce como segunda mano. Existen infinidad de mercaditos vintage, mercados de las pulgas y hasta tiendas especializadas en segunda mano con prendas de calidad y a bajos precios, para que repongas alguna pieza desgastada de tu ropero. Si eres una marca: responsabilízate por tus desechos. Cuando el ciclo de vida de tu producto con el cliente acabe, recíbelo de vuelta para donarlo, aprovechar lo que quedó o disponerlo de forma segura.3. Practicar el upcycling
Comúnmente se confunde el upclycling con el reciclaje, pero tienen sus diferencias. El primero se trata de transformar residuos en objetos de valor (un viejo jean orgánico se transforma en un bolso), mientras que en el segundo caso se toman los materiales y se degradan como materia prima para realizar un nuevo producto (una hoja de papel se transforma en una nueva hoja de papel). El upcycling está literalmente en tus manos, el reciclaje en la de una empresa. Con tantos tutoriales DIY en Internet, ¿no crees que sería divertido intentarlo? Si eres una marca: Enséñales a tus clientes qué hacer cuando tu producto ya esté viejo.
4. Consumir diseño venezolano
¿Qué contamina más, transportar ropa desde Bangladesh o comprarla hecha en el país? Exacto, por eso lo más recomendable es apoyar el talento venezolano y estarás reduciendo la huella del carbono y pudiendo comprobar por ti mismo las condiciones laborales de los trabajadores. Sin ir muy lejos, es mejor comprar lo que esté más cercano a tu hogar u oficina que tomar el carro o el bus. Además, estarás contribuyendo al Producto Interno Bruto y por consiguiente al crecimiento de la economía del país, algo más que necesario en estos duros momentos. Si eres una marca: intenta en la medida de lo posible producir en Venezuela. Sabemos que es difícil acceder a las maquinarias y a la materia prima, además la mano de obra es escasa, pero estás mintiendo al nombrar a tu producto como “venezolano” cuando lo fabricas en China. Sé que será más cuesta arriba pero puedes adaptarte a los materiales del entorno e instruir a tus propios trabajadores en tu oficio.
5. No botar el sobrante del paso 1
Casi nunca llegamos a usar una prenda hasta que quede desecha. Solo en este caso debes botar ropa, el resto intenta donarla a iniciativas que apoyen a los más necesitados, véndela o intercámbiala con amigos y familiares. O repite el paso 3. Si eres una marca: gestiona eficientemente los retazos y desechos resultantes de tu trabajo, intenta generar la menor cantidad de basura posible.
Jessymar Daneau Tovar (@letroupe)