Mi mood navideño empezó el 2 de diciembre, cuando fuimos convocados a la premiación del Gingerbread House Challenge en el Hotel Cayena, La Castellana. Previamente, el 29 de noviembre distinguidas familias se reunieron por segundo año consecutivo para el encendido del árbol del hotel y la exposición de casitas de jengibre elaboradas por los más reconocidos pasteleros venezolanos, todo esto amenizado por el coro infantil de la Schola Cantorum y la visita de Santa Claus para los más pequeños.

El proceso de elaborar una casita de jengibre puede tomar hasta 4 días en completarse; este año tenían la particularidad de que eran 100% comestibles, lo cual las hace aun más valiosas. El destino de estas casitas de jengibre serían fundaciones infantiles, alegrando así la Navidad de los niños venezolanos.

Finalmente, los medios de comunicación invitados votamos a la casita que consideráramos más creativa; yo lo hice por la representante de El Dulce, que me pareció un verdadero trabajo de arquitectura y diseño. La casita ganadora resultó ser la creada por Coscorrón, la cual contaba con elementos móviles y su propia música navideña. Pero sin duda, fue una cerrada competencia, pues cada una de las casitas expositoras era un derroche de talento, creatividad y destreza manual. Los ganadores recibieron excelentes premios, gracias a los patrocinantes del concurso.

Mis agradecimientos a Blue Press Service por la invitación y las atenciones. Me despido deseándoles Felices Fiestas, ¡nos leemos en este espacio en 2020!

Jessymar Daneau Tovar (@letroupe)